El dragón (del latín draco, y éste del griego drakon, "víbora" o "serpiente") es una animal mitológico que aparece en diversas formas en varias culturas en todo el mundo, con diferentes simbolismos asociados.
Popularmente se le ha representado siempre como un enorme reptil, con cuernos, alas de murciélago y con la habilidad de escupir fuego; en diversas cosmologías, los dragones tienen un fisionomía reptiliana, pero su constitución y movimientos son más propios de los mamíferos felinos.
El simbolismo alrededor del dragón es esencialmente el de la lucha. La lucha entre el dragón y un héroe o un dios tiene, sin embargo, distintos significados. En estos míticos combates el dragón asume dos papeles, el de devorador y el de guardián.
En el Oriente Próximo simbolizaba el mal y la ruina. En muchas culturas orientales los dragones eran, y en algunos cultos son todavía, reverenciados como representantes de las fuerzas primitivas de la naturaleza y el Universo.
Los dragones chinos y japoneses simbolizan el poder espiritual supremo, el poder terrenal y celestial, el conocimiento y la fuerza, y por lo tanto son benévolos.
Las tribus paganas del norte de Europa asociaban su folclore con varios aspectos terroríficos del dragón[sin referencias]. La mitología germana incluye al dragón (Nidhug o Níðhöggr) entre las fuerzas del inframundo. Para los celtas, el dragón era una divinidad de los bosques, cuya fuerza podía ser controlada y utilizada por los magos Entre los romanos, como se dijo más arriba, el dragón era considerado un símbolo de poder y sabiduría.
En el occidente de la actualidad es casi siempre concebido a la “hollywoodezca” es malvado, poderoso y cruel, una de las hazañas clásicas de los héroes ( Hércules, Sigurd, San Miguel, San Jorge ) era lograr matar un Dragón, en las leyendas alemanas antiguas protegían tesoros y secretos.
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